Ese pequeño punto azul pálido.

domingo, 16 de octubre de 2011

CÓCTEL DE TESTOSTERONA



 Durante unas semanas de nuestra vida todos hemos sido hembras.

Todo embrión humano comienza siendo, por defecto, hembra. Al unirse un óvulo y un espermatozoide se ponen en marcha los mecanismos fisiológicos encargados de formar una mujer, pero si el material genético del embrión contiene un CRS Y a las pocas semanas se empieza a producir una hormona, la Testosterona, responsable de dar un giro total e irreversible al desarrollo del  embrión y  pasa a ser un varón.

Se suele hablar mucho de los cambios hormonales femeninos, pero los masculinos no les van a la zaga, ni muchísimo menos; después de ese primer vaivén hormonal embrionario, vienen muchos otros y en etapas muy diferentes de la vida, no solo en la adolescencia.

La doctora Louanne Brizendine en su libro” El cerebro masculino” describe perfectamente las subidas y bajadas de la hormona masculina a lo largo de la vida del hombre, en definitiva según la etapa vital, el hombre es un cóctel más o menos cargado de Testosterona., encontrándose en una montaña rusa emocional casi sin saberlo y sin entender qué le está pasando y por qué. La acción de las hormonas en la mujer es mucho más conocida y en ese cajón de sastre se mezclan y justifican muchos comportamientos femeninos realmente injustificables.

Para iniciarnos en este vaivén testosterónico basta decir que durante el primer año de vida, el bebé varón vive algo parecido a una pubertad infantil, su cerebro está inundado de Testosterona, debido a su acción desarrolla los circuitos neuronales exploratorios, típicos de los bebés y los movimientos musculares bruscos. Pasados esos 12 meses durante la infancia el nivel de testosterona cae bruscamente.

Hacia los 9-10 años comienza otra subida hormonal tanta que se multiplica por 20 el nivel de testosterona, llega la adolescencia y con ella varias cosas .Aparecen los circuitos nerviosos que definirán las funciones biológicas del hombre, a saber: Detección rápida de hembras, el deseo sexual urgente, y relacionado con esto la agresividad, el sentido de la jerarquía y la defensa del territorio.

Con la madurez sexual comienza otra etapa, la testosterona se mantiene en niveles más bajos y constantes. Los objetivos cambian, ahora persigue una  posición, un éxito social y una hembra para aparearse de un modo estable.

Si consigue ambos y durante los primeros años de formación de la familia la testosterona vuelve a caer; pasa a un estado emocional más pronunciado, otras hormonas menos masculinas ganan protagonismo, el cerebro se va haciendo más receptivo al afecto y menos agresivo, es decir , más femenino.

Pero el mayor cambio del cerebro masculino influenciado por las hormonas ocurre en relación con la paternidad, ahí amigos ocurre una verdadera transformación y maravillosa. Todos y todas, las y los que lo habéis percibido, sabéis de qué hablo.

Parece ser que la mujer embarazada libera sustancias químicas a través de su piel(es que somos química pura y dura) y éstas hacen que el varón al inspirarlas e introducirlas en su torrente circulatorio, inducen la formación de conexiones nerviosas favorables al nuevo papel que va a tener el hombre, el de padre. Aumenta la concentración de una hormona (otra mas) la Prolactina de un modo considerable. Y gracias a  ello pueden compartir o intentarlo con más intensidad, el estado emocional de su pareja.

Y llegamos a otra época; a partir de los 50-60 años la testosterona comienza su declive definitivo, disminuye en aproximadamente entre un tercio y la mitad de lo que marcaba en la juventud, aumenta la actividad de otras hormonas muy interesantes, la oxitocina y los estrógenos, el cerebro masculino se vuelve, se torna más femenino, esto se plasma en una conducta en la que el contacto, el afecto y en consecuencia el abrazo, el cariño tiene mayor importancia. El hombre maduro se convierte en alguien más empático, más cercano y, desde mi punto de vista, más cómplice, más compañero. Todo esto no implica que la sexualidad, la atracción por la mujer desaparezca, simplemente la urgencia, la pulsión sexual de la juventud se modifica, se convierte en algo más dulce pero también intenso y gratificante.

Efectivamente, el sistema hormonal masculino es una noria, conociéndolo los comprenderemos mejor.

CARMEN FABRE.

(fuentes: Artículo de Beatriz Barco , prensa, “El cerebro Masculino” Louanne Brizendine)

7 comentarios:

  1. Qué liberación, Carmen, llevaré en mi cartera estas palabras el resto de mis días... compréndeme, soy hormonalmente una noria. A la espera de ser, por fin, un hombre maduro. En serio, felicidades por tu blog, no me pierdo una entrada.

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  2. Estupenda entrada, Carmen. Pero, ¿dónde está ese chute, tan conocido él, de testosterona de los hombres a los 40-50 años y que arrasa tantos matrimonios?

    Magnífica la idea de este blog, Carmen. Un blog para aprender cosas. Felicidades.

    Un beso.

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  3. Querida Carmen: ¡que artículo (si: artículo) más interesante!.

    Sin nada que poner o quitar, yo añadiría un paralelismo. Una simple comparación. Es muy difícil para el humano ser humilde pero, si nos mirásemos con más frecuencia en los otros animales que pueblan la tierra, veríamos que nuestro comportamiento difiere muy poco –o casi nada- del de ellos.

    El macho de otras especies, desde que nace, elabora un comportamiento físico muy activo que, en los primeros momentos difiere poco del de las hembras para, pronto, diferenciarse en juegos cada vez más agresivos que aseguran, por un lado, el fortalecimiento muscular y, por otro, el acceso a la jerarquía dentro del clan.

    La influencia hormonal, en efecto, es decisiva en todos estos cambios, tanto en el macho como en la hembra. Lo que pasa en los humanos es que han “disfrazado” el impulso natural con una pátina de cultura, evolución o como queramos llamarla, que enmascara las verdaderas razones de sus comportamientos. La dotación hormonal es la responsable del mayor desarrollo muscular de los machos, lo mismo que lo es de la peculiar distribución de la grasa corporal en macho o hembras.

    El macho humano sigue buscando a la hembra a través de su instinto procreador. La hembra sigue seleccionando al macho más adecuado. Lo más triste es que ni el macho cumple del todo su instinto procreador y, por tanto, conservador de la especie, ni la hembra selecciona los genes más adecuados. Todo ello por el fenómeno cultural en el que nos desenvolvemos cada uno de los grupos humanos.

    La hembra ya no busca al macho mejor capacitado ni el macho busca aparearse con cuantas hembras pueda defender para legar sus genes, como ocurre en otras especies de mamíferos. Ahora el núcleo familiar (invento capitalista como unidad de consumo) ha sustituido al clan. El macho se ha adaptado a la necesidad familiar de consumo y ha cedido su suerte a la estabilidad económica de la prole. La hembra, una vez cumplida su fase reproductora, ha generado una menopausia beneficiosa para la ayuda a las generaciones siguientes. Esto último se llamó “hipótesis de la abuela” en un estudio publicado hace más de 20 años. La hembra humana ha desarrollado la menopausia para poder ayudar a sus hijas en la crianza de los nietos. Ningún otro primate hembra deja de ser fértil a lo largo de su vida.

    Gracias por esta entrada, Carmen. Es un placer leerte.

    Un beso

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  4. Rafa, ¿te acuerdas que una vez te dije que todos hemos sido hembras?

    Gracias, y que no te maree esa noria...

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  5. Leerio,no es de testosterona, es de miedo a envecejer...

    Gracias por tu comentario.

    Besos.

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  6. Manuel, es un lujo tenerte cerca.
    Gracias por tu comentario tan extenso;interesantísimo lo que expones y complementario,certero y real.

    Un abrazo y, nuevamente, muchas gracias. Me animas a seguir.

    Abrazos.

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